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LAS ARMAS DEL EJÉRCITO ROMANO DURANTE LA SEGUNDA GUERRA PÚNICA.


LAS ARMAS DEL EJÉRCITO ROMANO DURANTE LA SEGUNDA GUERRA PÚNICA.

Capitulo I.

EL GLADIUS.

¿Qué modelo de espada utilizaron los romanos durante la Segunda Guerra Púnica? La respuesta no es nada sencilla. Todo apunta a que fue en el transcurso de esta guerra cuando los romanos adoptaron el famoso gladius hispaniensis que tantos debates ha provocado entre los historiadores; primero, sobre el momento exacto en que dicho modelo entró al servicio del ejército romano y, segundo, sobre su origen. Nos enfrentamos, por tanto, a dos problemas diferenciados: el primero de ellos identificar el modelo cuyas características copiarían los romanos para elaborar sus nuevas espadas y el segundo saber en qué fecha ocurrió esta asimilación.

Veamos qué es lo que dicen las fuentes clásicas:

Polibio, quien, recordemos, es posterior a la II Guerra Púnica, habla del gladius hispaniensis en un fragmento dedicado a la descripción del ejército romano. Dice el autor de Megalópolis que «A este escudo le acompaña la espada, que llevan colgada sobre la cadera derecha y que se llama «española». Tiene una punta potente y hiere con eficacia por ambos filos, ya que su hoja es sólida y fuerte«. (Pol. VI, 23, 6-7).

Tito Livio, escribiendo a inicios del Imperio relata por su parte: «Y es que, acostumbrados a luchar contra griegos e ilirios, habían visto heridas producidas por jabalinas, flechas, y rara vez lanzas; pero cuando vieron los cuerpos mutilados por la espada hispana, con los brazos cortados con hombro y todo, los cuellos seccionados por completo con las cabezas separadas del tronco, las vísceras al aire y otras horribles heridas, se daban cuenta, en una reacción general de pánico, de la clase de armas y guerreros con que iban a tener que combatir«. (Liv. XXXI, 34, 4-5)

Como decíamos arriba, Polibio escribe a mediados del s. II a. C., y es por tanto probable que en su descripción del ejército romano no se esté refiriendo al armamento de la Segunda Guerra Púnica, sino al que usaban sus contemporáneos. Además, como argumenta Quesada1, Polibio, que utiliza el término griego machaira, no especifica que dicha espada fuera adoptada en Hispania, sino que únicamente indica que se llamaba «española».

Sabemos también por el propio Polibio que ya en la batalla de Telamón (225 a. C.) los romanos utilizaban una espada corta que, al contrario de la «hispana», sólo se utilizaba para herir de punta, lo que la hacía muy útil en espacios reducidos, aún más si se enfrentaban a un pueblo, los galos, cuyas espadas sólo herían de filo. Lo describe así el autor griego:

«Se ha notado ya que, por su construcción, las espadas galas sólo tienen eficaz el primer golpe, después del cual se mellan rápidamente, y se tuercen de largo y de ancho de tal modo que si no se da tiempo a los que las usan de apoyarlas en el suelo y así enderezarlas con el pie, la segunda estocada resulta prácticamente inofensiva. Los tribunos entregaron a las unidades emplazadas en primera línea las lanzas de los triarios, situados detrás de ellos, y ordenaron a los soldados usar las espadas sólo como sustitutivo. Entonces, en formación, arremetieron de frente contra los galos. Así éstos emplearon sus primeros golpes contra las lanzas, con lo que sus espadas quedaron inútiles. Los romanos entonces acudieron al combate cuerpo a cuerpo y los galos perdieron eficacia, al no poder combatir levantando los brazos, que es la costumbre gala, puesto que sus espadas no tienen punta. Los romanos, en cambio, que utilizaban sus espadas no de filo, sino de punta, porque no se tuercen, y su golpe resulta muy eficaz, herían, golpe tras golpe, pechos y frentes, y mataron así a la mayoría de enemigos». (Polibio, II, 33, 3-6)

Reproducción del Gladius Hispaniensis (Fuente: http://www.mambri.com/CosasArmillum/hispaniensis.html)

Seguir el texto griego original no ayudaría demasiado, pues Polibio utiliza indiscriminadamente los términos machaira y xiphos2. Pero, al margen de que la espada de la que habla Polibio cuando trata la batalla de Telamón, como decimos, sólo se utilizaba para herir de punta -lo cual ya permitiría pensar que era un modelo diferente del hispano-3, existe un fragmento de la Suda Bizantina (Fr. 96) que dice lo siguiente:

«Los celtíberos difieren mucho de los otros en la preparación de las espadas (machaira). Tienen una punta eficaz y doble filo cortante. Por lo cual los romanos, abandonando las espadas de sus padres, desde las guerras de Aníbal cambiaron sus espadas por las de los iberos. Y también adoptaron la fabricación, pero la bondad del hierro y el esmero de los demás detalles apenas han podido imitarlo» (Quesada, 1997, p. 43)

En realidad éste es el único texto en el que se nos dice explícitamente que los romanos copiaron la espada hispana. Con todo, las alternativas son las siguientes:

– Seguir a aquellos autores que han rechazado la adopción de un modelo de espada hispano y que, al contrario, creen que lo que los romanos copiaron fue el sistema de fabricación.

– Pensar que la espada de la que habla Polibio durante su narración de la batalla de Telamón es, en efecto, una espada copiada de un modelo hispano, y que, aunque no sea mencionado en dicho fragmento, corte también de filo y se trate, en definitiva, del gladius hispaniensis4.

– En tercer lugar, cabría la posibilidad de que la adopción fuera, de hecho, durante la Segunda Guerra Púnica y en Telamón, por tanto, las legiones estuvieran equipadas con una espada diferente, más corta y que servía únicamente para herir de punta5.

Esquema de la evolución de la espada romana y sus antecedentes (Fuente: http://www.celtiberia.net/articulo.asp?id=1021)

Durante los últimos años Quesada ha profundizado bastante en el problema, hasta el punto de localizar un modelo hispano que bien pudiera ser el copiado por los romanos. Descartando la falcata ibérica, puesto que tenemos constancia de la hoja recta de la espada romana; la espada de frontón, puesto que llevaba mucho tiempo en desuso, así como por las diferencias en su hoja y empuñadura; la espada de antenas por no tener similitudes con las espadas republicanas encontradas, salvo el sistema de suspensión y, finalmente, la espada de La Tène I, por circunstancias cronológicas y culturales; Quesada ha propuesto, partiendo de los últimos hallazgos arqueológicos identificados como espadas romanas republicanas, una identificación distina: el prototipo del gladius hispaniensis romanos sería en su opinión una espada celtibérica desarrollada a partir de los modelos de La Tène I desde finales del s. IV a. C. Es precisamente en Iberia donde el modelo La Tène I sustituiria la vaina celta metálica, por una de cuero o madera con armazón metálico y suspensión mediante anillas y tahalí6. El gladius, de hecho, se portaría al lado derecho, colgada del hombro contrario, de tal manera que la tira de cuero cruzara el pecho. Esto, según permitiría mantener libres el brazo y el lado cubiertos por el scutum, siendo más fácil desenvainar sin golpear el escudo ni tener que apartar éste7.

Variante peninsular de los modelos de La Tène (Fuente: http://www.ffil.uam.es/equus/warmas/tipolog/fig18.html)

Con el tiempo, no obstante, se pasaría a denominar gladius hispaniensis a todos los modelos de espadas cortas romanas.

 

Fragmentos de textos clásicos:

Suda, fr. 96 (Guerras celtiberas, s. II a. C.):

«Los celtíberos difieren mucho de los otros en la preparación de las espadas (machaira). Tienen una punta eficaz y doble filo cortante. Por lo cual los romanos, abandonando las espadas de sus padres, desde las guerras de Aníbal cambiaron sus espadas por las de los iberos. Y también adoptaron la fabricación, pero la bondad del hierro y el esmero de los demás detalles apenas han podido imitarlo»

Polibio, II, 30, 8. (Batalla de Telamón):

«En la seguridad que proporcionaba el uso de escudos y espadas sufrían gran desventaja. La espada gala sólo hiere de filo«. (Esto es lo que dice al respecto de la frase en cursiva el Manuel Balasch: «El texto griego presenta aquí una laguna, y la traducción subrayada responde a una conjetura de Schweihgäuser, aceptada sólo parcialmente por los traductores posteriores, pues el texto propuesto por el editor de la dindorfiana prosigue, traducido: «y la espada romana es eficaz en su punta y en el golpe por ambos filos»)

Polibio, II, 33, 3-6 (Batalla de Telamón):

Se ha notado ya que, por su construcción, las espadas galas sólo tienen eficaz el primer golpe, después del cual se mellan rápidamente, y se tuercen de largo y de ancho de tal modo que si no se da tiempo a los que las usan de apoyarlas en el suelo y así enderezarlas con el pie, la segunda estocada resulta prácticamente inofensiva. Los tribunos entregaron a las unidades emplazadas en primera línea las lanzas de los triarios, situados detrás de ellos, y ordenaron a los soldados usar las espadas sólo como sustitutivo. Entonces, en formación, arremetieron de frente contra los galos. Así éstos emplearon sus primeros golpes contra las lanzas, con lo que sus espadas quedaron inútiles. Los romanos entonces acudieron al combate cuerpo a cuerpo y los galos perdieron eficacia, al no poder combatir levantando los brazos, que es la costumbre gala, puesto que sus espadas no tienen punta. Los romanos, en cambio, que utilizaban sus espadas no de filo, sino de punta, porque no se tuercen, y su golpe resulta muy eficaz, herían, golpe tras golpe, pechos y frentes, y mataron así a la mayoría de enemigos».

Polibio, III, 114, 2-4 (Batalla de Cannae):

«Los iberos y los galos tenían el escudo muy parecido, pero en cambio las espadas eran de factura diferente. Las de los iberos podían herir tanto de punta como por los filos; la espada gala, en cambio, servía sólo para herir de filo, y ello a cierta distancia».

Polibio, VI, 23, 6-7 (Hablando posiblemente de la panoplia del ejército romano durante la Segunda Guerra Púnica, aunque bien pudiera referirse a su propia época):

«A este escudo le acompaña la espada, que llevan colgada sobre la cadera derecha y que se llama la «española». Tiene una punta potente y hiera con eficacia por ambos filos, ya que su hoja es sólida y fuerte».

Claudio Quadragario, Fr. 10b (361 a. C.) Anacrónico:

«Scutum pedestri et gladio hispanico cinctus [sc. Titus Manlius] contra Gallum cinstitit… atque Hispanico [sc. gladio] pectus hasuit«

Livio, VII, 10, 5 (361 a. C.) Anacrónico:

«A continuación, sus compañeros le dan las armas al joven: toma el escudo de infantería, se ciñe la espada hispana, apropiada para la lucha cuerpo a cuerpo».

Livio, XXII, 46, 5 (Batalla de Cannae):

«Los galos y los hispanos tenían escudos casi de idéntica forma, mientras que las espadas se diferenciaban en forma y tamaño: las de los galos, muy largas y sin punta; las de los hispanos, manejables por cortas y con punta, pues estaban acostumbrados a atacar al enemigo clavando más que dando tajos».

Livio, XXXI, 34, 4 (200 a. C. Guerra contra Macedonia):

«Y es que, acostumbrados a luchar contra griegos e ilirios, habían visto heridas producidas por jabalinas, flechas, y rara vez lanzas; pero cuando vieron los cuerpos mutilados por la espada hispana, con los brazos cortados con hombro y todo, los cuellos seccionados por completo con las cabezas separadas del tronco, las vísceras al aire y otras terribles heridas, se daban cuenta, en una reacción general de pánico, de la clase de armas y guerreros con que iban a tener que combatir».

Livio, XXXVIII, 21, 13 (189 a. C. Contra los galos):

«Estos soldados tienen un escudo de tres pies y venablos en la diestra para usar a distancia, se ciñen la espada hispánica, y si hay que combatir cuerpo a cuerpo pasan los venablos a la izquierda y desenvainan la espada».

Aulo Gelio, N. Att., 9, 13, 14 (361 a. C.)Anacrónico:

«Scuto pedestri et gladio hispanico cintus contra Gallum cosntitit»

Vegecio, I, 12 (sobre la eficacia de la estocada con la punta):

«Además, aprendían a herir no a tajos, sino con la punta. Pues los romanos a los que luchaban con

el filo no sólo los vencían con facilidad, sino que se burlaban de ellos. El tajo, por mucha violencia

que lleve no suele matar, como quiera que los órganos vitales son defendidos tanto por la armadura

como por los huesos; por el contrario, las estocadas con la punta que se introduzcan un par de

uncias son mortales, pues es inevitable que, al penetrar, alcancen algún organo vital. Por otra parte,

cuando se ataca de filo, se deja sin defensa el brazo y el costado derechos; en cambio, al atacar de

punta, con el cuerpo a cubierto, el enemigo es herido mortalmente antes de que pueda darse cuenta.

Por ello, es cosa sabida que los romanos en combate empleaban preferentemente esta manera de

atacar.

Los escudos de mimbre y garrotes de peso doble al de las armas de ordenanza se les proporcionaban para que, cuando el recluta tomara las auténticas menos pesadas, peleara con más seguridad y agilidad, como si se viera liberado de una agobiante carga».

BIBLIOGRAFÍA.

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  • Goldsworthy, A.: Las Guerras Púnicas. Barcelona 2002.

  • Goldsworthy, A.: The Complete Roman Army. London 2003.

  • Gracia Alonso, F.: La guerra en la protohistoria. Héroes, nobles, mercenarios y campesinos. Barcelona 2003.

  • Guillén, J.: Urbs Roma. Vida y costumbres de los romanos, III. Religión y ejército. Salamanca 2001 (1994).

  • Lazenby, J. F.: Hannibal’s War. Warminster 1978.

  • Le Bohec, Y.: El ejército romano. Instrumento para la conquista de un imperio. Barcelona 2004.

  • Menéndez Argüín, A. R.: Las legiones del s. III d. C. en el campo de batalla. Écija 2000.

  • Polibio: Historias, I-IV. Traducción de Manuel Balasch Recort. Madrid 2000.

  • Polibio: Historias, V-XV. Traducción de Manuel Balasch Recort. Madrid 2000.

  • Quesada Sanz, F.: «¿Qué hay en un nombre? La cuestión del Gladius Hispaniensis», en Boletín de la Asociación Española de Amigos de la Arqueología, 37, 1997, pp. 41-58.

  • Quesada Sanz, F.: «Gladius hispaniensis: an archaeological view from Iberia«, en JRMES 8, 1997b, pp. 251-270.

  • Quesada Sanz, F.: «El legionario romano en época de las Guerras Púnicas: Formas de combate individual, táctica de pequeñas unidades e influencias hispanas», Espacio, Tiempo y Forma, Serie II, Historia Antigua, 16, 2003, pp. 163-196.

  • Quesada Sanz, F.: «El legionario romano en época de las Guerras Púnicas: Formas de combate individual, táctica de pequeñas unidades e influencias hispanas», en Espacio, Tiempo y Forma, Serie II, Historia Antigua, t. 16, 2003, pp. 163-196.

  • Quesada Sanz, F.: Armas de Grecia y Roma. Forjaron la Historia de la Antigüedad Clásica. Madrid 2008.

  • Rodríguez González, J.: Los Escipiones en Hispania. Campañas ibércias de la Segunda Guerra Púnica. 2005.

  • Sabin, P.: «The mechanics of battle in the Second Punic War». En The Second Punic War a Reappraisal, pp. 59-80.

  • Tito Livio: Historia de Roma desde su fundación, IV-VII. Traducción de J. A. Villar Vidal. Madrid 2001.

  • Tito Livio: Historia de Roma desde su fundación, XXI-XXV. Traducción de J. A. Villar Vidal. Madrid 2001.

  • Tito Livio: Historia de Roma desde su fundación, XXXI-XXXV. Traducción de J. A. Villar Vidal. Madrid 2001.

 NOTAS

1Quesada Sanz, 1997, 42.

2Quesada Sanz, 1997, p. 42.

3Al respecto de la espada griega, Quesada Sanz, 2008, pp. 233-235. También Vegecio, I, 12 habla de las ventajas de la estocada con la punta frente a los golpes con el filo. Véase también Goldsworthy, 2001, pp. 44-45, Le Bohec, 2004, 1999 . Sabin ve una confirmación de la superioridad del armamento romano en el hecho de que Aníbal equipara a parte de su infantería con el armamento capturado tras las victorias de Trebia y Trasimeno (Sabin, 1996, p. 74).

4Véase, por ejemplo, Lazenby, 1978, p. 140, nota 39; Rodríguez González, 2005, p. 46. Un confuso párrafo al respecto (seguramente debido a una traducción deficiente), en AAVV, 2006, pp. 44-45.

5De nuevo, Lazenby, 1978, p. 140, que incluso va más allá y se aventura a sugerir como momento preciso el entrenamiento en nuevas tácticas al que Escipión el Africano somete a sus tropas tras la toma de Cartagena. En este sentido, véase también Scullard, 1930, pp. 269-270; Quesada, 2003, p. 179.

6Quesada, 1997, p. 41; 2008, p. 237. Véase también Gracia Alonso, 2003, p. 213, nota 63.

7Menéndez Argüín, 2000, p. 150, donde, además, se señalan otras ventajas de portar el gladius sobre la cadera derecha.

Lee el segundo capítulo, sobre el scutum, aquí:

https://viapraetoria.wordpress.com/las-armas-del-ejercito-romano-durante-la-segunda-guerra-punica-ii/

3 comentarios »

  1. la gladio hispanence es una espada autentica hispana es una espada corta especial en la lucha cuerpo acuerpo donde la espada larga larga no tenia utilidad por la sercania del cuerpo a cuerpo la adoctaron las legiones romanas por su eficacia en el combate

    Comentarios por ivan tubio perez — febrero 2, 2015 @ 7:05 am

  2. es una espada autentica hispana

    Comentarios por ivan tubio perez — febrero 2, 2015 @ 7:13 am


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